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LA MANIFESTACIÓN AYOTZINAPA DEL 3 DE MAYO EN PARIS

dimanche 3 mai 2015

LA MANIFESTACIÓN AYOTZINAPA DEL 3 DE MAYO EN PARIS,
O CÓMO CON AYOTZINAPA SE ASOMA EL SOL

París, 4 de mayo de 2015

La delegación de Ayotzinapa llegó a París el sábado 2 de mayo. Hacía días que en la ciudad llovía, que el cielo estaba cargado de nubes que parecían no tener prisa alguna por irse. Al día siguiente, el domingo por la tarde, a pesar del mal tiempo, la gente salió a la calle y acudió al llamado de la Eurocaravana 43.

Se convocó a una marcha para encontrarse con los que aquí luchan por ellos, pero sobre todo con todos aquellos que desde este lado del Atlántico luchan desde abajo y a la izquierda : los reprimidos, los despojados, los desahuciados, los explotados, los discriminados. Román Hernández, integrante de la caravana y miembro del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan (http://www.tlachinollan.org/), lo recordaría al final del evento : “Muchas gracias por su solidaridad, por su lucha desde abajo. Para nosotros es un honor que nos reciban los colectivos solidarios, aquí en el París de abajo”.

Al grito de ¡Ayotzinapa vive, la lucha sigue !, alrededor de 250 personas acompañaron a la Eurocaravana 43 en su recorrido por Belleville, un barrio parisino popular, cuyas calles e inmuebles nos recuerdan tanto la violencia policiaca, como la organización y la lucha de los de abajo. No había mejor escenario para el encuentro de los de aquí y los de allá.

El recorrido comenzó poco después de las 15:30 y estuvo marcado por diversas paradas. La primera de ellas se dio de manera espontánea, cuando Omar García, estudiante de la normal rural, decidió tomar la palabra. Señaló cómo, aunque las cadenas de televisión mexicanas y los embajadores mexicanos se empeñan en hablar del progreso del país, está claro que “el único progreso que tienen es el de la desaparición forzada”.
Momentos después se hizo un alto en la Place des Grandes-Rigoles para comenzar la lectura de una pequeña biografía de cada uno de los estudiantes desaparecidos y de los tres que el 26 de septiembre pasado no sobrevivieron al ataque de la policía. Porque detrás de las cifras, detrás del 43, hay historias, proyectos, deseos y sueños. El recordatorio de quiénes son nuestros compañeros desaparecidos continuó hasta el final. Junto a la lectura, hubo cantos. “Yo no nací sin causa, yo no nací sin fe”, decía el estribillo de una de las canciones interpretadas en esa segunda parada.

Hubo otros actos simbólicos a lo largo del recorrido, en los que la exigencia de la presentación con vida de nuestros compañeros y el apoyo que desde aquí se da a Ayotzinapa, se entrelazó con la historia de represión, pero también de organización y lucha de París y sus alrededores. La Eurocaravana 43 se detuvo así delante de la otrora Cantine des Pyrénées, un antiguo inmueble ocupa solidario que era un espacio de encuentro y de intercambio para los precarios, los sin papeles, los que no tenían una vivienda digna. Las clases de francés que allí se daban, la comida que allí se servía a precios muy bajos, la gente que allí se organizaba colectivamente, todo eso, llegó a su fin con la expulsión decretada por las autoridades municipales en 2013.

Se recordó igualmente a Lamine Dieng, un joven francés de origen senegalés del barrio de Belleville que en 2007 murió tras ser arrestado ; las técnicas utilizadas por cinco policías para inmovilizarlo terminaron por asfixiarlo. Se trata de un caso emblemático que ilustra cómo no hay justicia ni se exigen cuentas cuando los implicados son las fuerzas del orden. “Desde París hasta México, la policía asesina”, gritó varias veces al micrófono Amal, la hermana de Amine Bentounsi, joven asesinado en 2012 en las afueras de París por un policía que le disparó por la espalda. Amal, quien siguió toda la marcha de la Eurocarava 43 y llegó a estar al frente de ella, compartió con la delegación de Ayotzinapa y en especial con don Eleucadio su testimonio. Se encontraron frente a frente, hombro con hombro, codo con codo, para expresar el dolor que provoca que el Estado te mate, en el caso de Amal, o te desaparezca, en el caso de don Eleucadio, a un ser querido. No hacían falta muchas palabras, en la mirada de ambos era evidente que, aunque en geografías distintas, el sufrimiento era compartido, la rabia era compartida y la dignidad de seguir luchando y de exigir que se haga justicia también.

El encuentro entre los de aquí y los de allá quedó plasmado en las palabras de Román Hernández : “Nosotros entendemos que luchar contra la brutalidad policiaca aquí en Francia, es luchar por Ayotzinapa ; nosotros entendemos que luchar por los derechos de las personas migrantes, es luchar por Ayotzinapa ; nosotros entendemos que luchar contra la venta de armas, es luchar por Ayotzinapa ; nosotros entendemos que luchar por el respeto al territorio palestino, por el respeto al territorio kurdo, es luchar por Ayotzinapa ; nosotros entendemos que luchar por la vivienda, en sus ocupas, también es luchar por Ayotzinapa ; nosotros entendemos que luchar por los derechos laborales, el derecho a la educación, también es luchar por Ayotzinapa. Entonces, nosotros hemos venido a decirles que estamos también luchando por ustedes, porque estamos luchando por Ayotzinapa”.

Todo el recorrido estuvo marcado por momentos conmovedores y llenos de esperanza. En el cortejo, además de la comunidad francesa y de la comunidad mexicana de París, estuvieron presentes muchos de nuestros camaradas latinoamericanos, gente que desde hace meses ha manifestado su apoyo a esta lucha que es de todos. Del cortejo también salieron dos pequeñas hermanas que se acercaron a don Eleucadio para tomar la palabra, para hacerle un pequeño presente y expresarle que estaban con él, que lo apoyaban, que vivos se habían llevado a los estudiantes y que vivos los querían.

Al ritmo de “La llorona” (en esa nueva versión que todos hemos hecho nuestra, pero también en su versión original y una más con la letra en náhuatl), con el conteo del 1 al 43, con los gritos de “fuera Peña” y “fue el Estado”, con la gente mirando por las ventanas o desde los balcones, la marcha llegó a su parada final al cabo de tres horas.La Eurocaravana 43 tomó una vez más la palabra : “Nosotros venimos a informarles que la exigencia de presentación con vida de nuestros 43 compañeros es vigente, es actual. Queremos decirles que en México, que en Guerrero, hemos decidido no permitir más que nos sigan pisoteando, por eso venimos a invitarles a seguir luchando. Vemos que en México, así como en Francia, los gobiernos responden a otros intereses. Ahora vemos que la brutalidad policiaca también existe en el primer mundo. Nosotros pensamos que por eso nuestras luchas también deben ser globalizadas. Así como ellos han globalizado la represión, nosotros debemos globalizar la resistencia”. Tales fueron las palabras con las que Román se despidió de los presentes.
Por su parte, don Eleucadio recordó cómo en México “no hay justicia para los pobres” y Omar García concluyo que seguirán denunciando la grave situación del país : “vamos a seguir diciendo que el gobierno mexicano es un asesino. Vamos a seguir gritando lo que podemos gritar ahora”.

Al final de la concentración, había quedado muy atrás el cielo nublado, nuestra rabia fue disipando poco a poco las nubes y el sol, que descansaba desde hacía días, se hizo presente. Y como dijo Omar, “aunque se politice, no es una lucha política, es una lucha por la vida”.

¡Ayotzinapa vive, la lucha sigue !